¡No envidies a los que carecen de sufrimientos, ídolos de madera a los que nada falta, porque sus almas son así de pobres; a los que no preguntan si llueve o luce el sol, porque nada tienen que precise de cultivos! Hiperión o el Eremita en Grecia

domingo, abril 23, 2006

RESPUESTA PUBLICABLE (Pater dixit)

Sí, pater: es un excerpt del libro Blanco sobre Negro. Te lo puedo pasar cuando quieras (a los que lo pidáis, salvo Begoña y Ricardo que ya lo tienen). Es un libro cortito y muy interesante que me gustó mucho y me hizo reflexionar bastante. Concretamente este extracto me cautivó. Si cuento algo de Rubén Gallego, se comprende más aún todo. Este chico es nieto de Ignacio Gallego, un dirigente del Partido Comunista en el exilio. Su madre se quedó embarazada de él y su hermano mellizo. El hermano murió durante el parto y Rubén nació con parálisis cerebral. Ignacio Gallego lo internó en un orfanato ruso e hizo creer a su madre que también había fallecido. Allí, el chico vivió situaciones inhumanas acentuadas por su estado físico (está tipo Stephen Hawking, creo que entonces sólo podía mover un dedo). Las inclusas de la URSS de los años 70 no eran kindergarden bucólicos. Los niños vivían hacinados, casi no tenían comida y, en el caso de orfanatos para niños con discapacidades de este estilo, las condiciones higiénicas eran deplorables y las atenciones eran desatenciones plagadas de desprecios infligidos por los trabajadores. Cuando cumpliera los 16 años, a Rubén sólo le esperaba que le encerraran en una residencia de ancianos con enfermedades terminales donde nadie les atendía y morían de abandono todos sin excepción. Se salvó de este fin porque en el asilo de ancianos no se podía enterrar a nadie menor de una determinada edad que él aún no alcanzaba. Así se fue posponiendo su internamiento en ese sitio. Al llegar la Perestroika, consiguió escapar del último centro que le fue asignado gracias a un permiso obtenido con ciertos subterfugios. Paradojas de la vida, el permiso sólo le autorizaba a salir a pie del edificio. Así, por ley y literalmente, pero él sólo podía arrastrarse... o salir en coche. En fin, una serie de aventuras que son flipantes. El libro hace una crítica a la política rusa, habla de cómo en EEUU se abrió su mundo con la super silla de ruedas multifunción que le dieron. Cuenta cómo reencontró a su madre, sus dos matrimonios, el nacimiento de su hija, la falta de rencor hacia su abuelo... Es un libro lleno de vida y de afán de superación, alegre dentro de todo. Para mí es alucinante cómo cuenta una historia así de tenebrosa y desgraciada con una visión tan optimista, vital y entusiasmada (sin sensiblerías) y, además, bien escrita. Más aún si nos damos cuenta de que lo escribe alguien que apenas puede moverse. Ahora vive entre España y Alemania, ha escrito otro libro -que yo sepa- de título Ajedrez y ya bastante más largo que el anterior. Igual alguna cosa que he contado es un poco inexacta, porque ya hace tiempo que leí Blanco sobre Negro y ahora no tengo tiempo para contrastar datos por culpa de la memoria. Pero las líneas generales son ésas. Como él mismo dice: cada uno de sus relatos es la narración de una victoria.