¡No envidies a los que carecen de sufrimientos, ídolos de madera a los que nada falta, porque sus almas son así de pobres; a los que no preguntan si llueve o luce el sol, porque nada tienen que precise de cultivos! Hiperión o el Eremita en Grecia

sábado, abril 22, 2006

EN TORNO A HENRY IV

Dedicado al pater
Morir lentamente, maldiciendo tu vida inútil, aburriéndote a ti mismo y a los tuyos con quejas inacabables sobre tu mala suerte, todo eso es cosa de gente débil. La eterna pregunta de Hamlet no le preocupa al soldado en la batalla. Vivir en el combate y morir en el combate es lo mismo. Vivir a medias e irte muriendo poco a poco resulta repugnante, despreciable. Lo máximo a lo que puede aspirar un mortal es a morir luchando. Si tienes suerte, si tienes mucha suerte, puedes morir en el embate. Morir agarrando las riendas de un caballo o los mandos de un caza, armado de un sable o una metralleta, alzando un martillo de herrero o el rey del ajedrez. Si en el combate te cortan una mano, no es grave. Puedes agarrar el arma con la otra. Si has caído, aún no todo está perdido. Queda una posibilidad, una remota posiblidad de morir como un vikingo, agarrando con los dientes el talón del enemigo. No todos tienen suerte, no les es dada a todos. Homero y Beethoven son dos felices excepciones y sólo confirman lo remoto de las posibilidades. Pero hay que luchar, de otro modo no se puede, de otro modo es deshonesto y estúpido.

Rubén Gallego
Blanco sobre Negro (Alfaguara, 2003)

1 Comments:

Blogger Hölderlin said...

Sí, pater: es un excerpt del libro Blanco sobre Negro. Te lo puedo pasar cuando quieras. Es un libro cortito y muy interesante que me gustó mucho y me hizo reflexionar bastante. Concretamente este extracto me cautivó. Si te cuento algo de Rubén Gallego, se comprende más aún todo. Este chico es nieto de Ignacio Gallego, un dirigente del Partido Comunista en el exilio. Su madre se quedó embarazada de él y su hermano gemelo. El hermano murió al nacer y Rubén nació con parálisis cerebral. Ignacio Gallego lo internó en un orfanato ruso y la madre creyó que también había fallecido. Allí el chico vivió situaciones inhumanas acentuadas por su estado físico (está tipo Stephen Hawking). Cuando cumpliera los 16 años sólo le esperaba que le encerraran en una residencia de ancianos donde nadie les atendía y morían de abandono. Se salvó de este fin porque en la tal residencia de ancianos no se podía enterrar a nadie menor de una determinada edad que él aún no alcanzaba. Así fue posponiendo su internamiento en ese sitio. Al llegar la perestroika consiguió escapar de su orfanato con un permiso obtenido con ciertos subterfugios. Paradojas de la vida, el permiso sólo le autorizaba a salir a pie del edificio. Así, por ley y literalmente y él sólo podía arrastrase... o salir en coche. En fin una serie de aventuras que son flipantes. El libro hace una crítica a la política rusa, habla de cómo en EEUU se abrió su mundo con la super silla de ruedas multifunción que le dieron. Cuenta cómo reencontró a su madre, sus dos matrimonios, el nacimiento de su hija, la falta de rencor hacia su abuelo... Es un libro lleno de vida y de afán de superación: alegre dentro de todo. Para mí es alucinante cómo cuenta una historia tan tenebrosa y desgraciada con una visión tan optimista, vital y entusiasmada (sin sensiblerías) y, además, bien escrita. Más aún si nos damos cuenta de que lo escribe alguien que apenas puede moverse. Ahora vive en España, ha escrito más cosas y es muy interesante. Igual alguna cosa que te he contado es un poco inexacta, porque ya hace tiempo que lo leí. Pero las líneas generales son ésas. Como él mismo dice, cada uno de sus relatos es la narración de una victoria.

2:10 p. m.

 

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